La ambientación del libro es fantástica: la autora ha conseguido dotar de credibilidad y verosimilitud al relato gracias a la capacidad de su pluma de recrear una época dificilísima, en todos los sentidos, pero, especialmente para las mujeres. Y esto último lo refleja fielmente, casi de forma descarnada: a medida que avanza la historia de Fletwood y de Alice y de las mujeres de Pendle, la sensación de angustia va "in crescendo", tanto en los personajes como en el lector, que se convierte en un testigo, atónito e impotente, de las atrocidades que se cometían contra las mujeres en tiempos pretéritos.
Finalmente, el desenlace es trágico, pero no tanto como cabía esperar en un principio, y esto probablemente se deba al público a quien dirige el libro. Es por ellos, por los adolescentes, por los que parece que la autora decidió "dulcificar" un poco el final. Y esta es quizás la única característica que hace que el relato pierda un poco en veracidad.
Por lo demás, es una historia genial, por cómo está contada y por lo contado. En mi opinión (y en muchas otras que he leído por ahí), un libro más que recomendable.
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