El Apocalipsis bíblico ha llegado. Los ángeles han invadido la tierra. Los mares han despertado. Los volcanes han entrado en erupción. La tierra se ha estremecido. El cielo se ha teñido de rojo. El hombre está a punto de extinguirse.
La protagonista de esta historia es Penryn, quien sobrevive a la primera oleada de muerte y destrucción junto a lo que queda de su familia: su madre esquizofrénica y su hermana (que ha perdido la movilidad en las piernas). Penryn, que acudió desde pequeña a todo tipo de clases de defensa personal y artes marciales obligada por su madre, se encarga de cuidarlas y protegerlas, poniendo en práctica todos sus conocimientos para defenderlas de los pandilleros y de los ángeles.
Mientras cambian de refugio se topan con una reyerta entre esos ángeles monstruosos: uno de ellos rapta a su hermana mientras su madre huye; y Penryn decide secuestrar al ángel vencido para averiguar el paradero de su hermana y rescatarla. Así, Penryn y Raffe acaban por dejar de ser secuestradora - secuestrado para convertirse en compañeros de viaje y en aliados inesperados.
La trilogía está llena de aventuras, de intrigas políticas, de fantasía y de ciencia ficción, mostrando lo mejor y lo peor del ser humano. Otro aspecto interesantísimo es la vuelta de tuerca que sufre la historia bíblica original, pues la novela refleja a los ángeles celestiales como criaturas despiadadas y deshumanizadas, carentes de cualquier clase de moralidad, hasta el punto de que parecen más demonios que ángeles; y los demonios, en cambio, se aproximan más a lo humano. Y respecto al tema del romance - hoy casi obligatorio en toda lectura distópica que se precie - os va a fascinar por la naturalidad con la que se desarrollan tanto los sentimientos entre los protagonistas como los diálogos entre ellos, en los que abunda más el sentido del humor que el azúcar sin sentido.
En definitiva, una historia que ha encantado desde el mismo momento de su publicación y cuya lectura os atrapará hasta el final.
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