Ángela Armero nos ofrece una historia acerca de dos jóvenes, Laura y Alexei (o Juan), que viven en un presente nada fácil. Ella pierde a su hermano hace dos años, y a los problemas psicológicos que derivan de su muerte se suman los que son consecuencia del acoso escolar. Él es un misterioso huérfano que padece una vida estremecedora. Ambos comparten su amor por los libros y por los secretos. Hasta que un día esos secretos salen a la luz.
La autora presenta un relato realista, con un fuerte sabor amargo - como la vida lo es a veces -, sobre todo cuando nos desvela la historia de Alexei. Esta despierta en el lector un sentimiento similar a cuando se lee Las cenizas de Ángela: parece que los sinsabores no tienen fin, y la angustia y desesperanza van calando en el lector cuando Alexei cuenta una tragedia tras otra.
Con todo, la esperanza sigue estando ahí. Nunca desaparece. Por ello, el sabor amargo se convierte en agridulce en la última página del libro. El mensaje que deja traslucir es precisamente ese: no hay que perder la esperanza por muy mal que se presenten las cosas. Por otro lado, de las vivencias de Laura se extrae la lección de que no podemos dejarnos llevar por los miedos y frustraciones; y de Alexei aprendemos que nunca hay que dejar de luchar, y que las apariencias engañan, y que hay gente que nunca ha tenido una oportunidad. Me gustaría desarrollar esta última idea, pero desvelaría una parte importante del argumento. Los que se animen a leer este relato entenderán lo que quiero decir.
¿Qué no me ha gustado del libro? Algunos de los comportamientos de Laura y sus reacciones. Está tan ensimismada e imbuida en sus sentimientos que no ve o ignora a consciencia el daño que causa en los demás. Otra cosa que me ha dejado un cierto resquemor es la práctica ausencia de castigo respecto a las acosadoras, y la indolencia que muestra Laura cuando escogen a otra víctima del instituto. Tampoco me gustó la falta de lucha de la protagonista respecto al acoso: la dejan tranquila cuando comienza a salir con un chico popular del centro educativo, rescatada como una damisela en apuros.
Pese a todo lo anterior, no deja de ser una lectura interesante que desde este camino de libros se recomienda.
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