lunes, 5 de septiembre de 2016

Y por eso rompimos

Daniel Handler plantea en este relato una historia de amor y desamor adolescente. La protagonista rememora tras la ruptura los mejores (y peores) momentos de su enamoramiento hasta llegar a la separación final. 
Se trata de dos jóvenes que no tienen absolutamente nada en común: ella es una "intelectual", una chica loca por el cine clásico y/o extranjero - de hecho se pasa todo el libro hablando de películas que para la mayoría son desconocidas -  y él es el típico chico popular de los institutos americanos: deportista, guapo, ligón, fiestero... 
A medida que ella recuerda episodios del inicio de su relación va perfilando los motivos del fin de la misma - que, en definitiva, se reducen a sus dos formas de ser radicalmente opuestas. Sin embargo, pese a estas diferencias, la relación amorosa sigue adelante y a ellos parece que les va bien. Por eso esas razones que ella vislumbra cuando ya han roto hacen que la historia "chirríe" un poco, y ese poco es mucho cuando se llega al final y cuando aparece claramente el motivo real de la ruptura. Al mismo tiempo, la personalidad y la forma de pensar de la protagonista hace muy difícil que el lector crea que se trate de una joven de 16 años: la historia se vuelve inverosímil.
Pese a todo, el autor plantea una historia de amor bonita, el clásico enamoramiento adolescente - por lo menos por parte de ella -  y la moraleja que parece que el autor deja en esta novela es que los amores adolescentes son efímeros e irreales, lo que choca con otros libros de literatura juvenil en los que es habitual hallar el amor definitivo con 16 años. En este sentido es un libro que os invitará a reflexionar al respecto.
Así que, en conclusión, puede que a la historia le falte algo de credibilidad, pero tal y como está construido el libro, por el estilo empleado y por el viaje madurativo que emprende la protagonista cuando inicia su relación amorosa merece la pena su lectura.

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