El panorama de literatura juvenil actual está repletito de fantasía épica, ciencia ficción, distopías o romance. Stephenie Meyer - quien puso de moda el romance sobrenatural, con lo que las librerías de todo el mundo se sobrecargaron con este tipo de libros - nos sorprende ahora con un thriller, una novela de espionaje, que además de ser muy entretenida, supone un soplo de aire fresco para nuestras estanterías.
El relato tiene un regusto a El caso Bourne y a The black list, una serie de televisión maravillosa de ficción que hace saltar muchos escándalos en los que participa el gobierno, los ricos y los poderosos, confabulados con peligrosísimos criminales, con la ayuda de uno de los delicuentes más buscados por el FBI.
Su protagonista, conocida como La Química entre sus colegas, trabaja para una sección secreta dentro del servicio secreto, valga la redundancia, de Estados Unidos. Ella es interrogadora profesional, y en uno de esos interrogatorios hay una información que pone en riesgo la vida de la protagonista, hasta el punto de que se ve en la necesidad apremiante de "desaparecer". Mientras está fugada, su antiguo jefe consigue ponerse en contacto con ella para asegurarle que su vida ya no está en peligro porque la necesitan en un nuevo caso. La Química lo acepta, pero algo sucede y se giran totalmente las tornas en la investigación. En fin, no daré más detalles para no desvelar la intriga ni el misterio que esconde el relato.
Además de por la construcción de la intriga, es un libro que os gustará mucho por su protagonista y por el personaje de Kevin Beach, ambos extremadamente inteligentes.
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