martes, 1 de noviembre de 2016

Eleanor y Park

Esta era una lectura que había dejado olvidada en el limbo y que comencé recientemente. Se trata de una historia de amor envuelta en un drama realista: Eleanor es una joven que pertenece a una familia llena de problemas: su padre, que se ha ido de casa, abandona prácticamente a la familia (es normal que nadie sepa nada de él durante largos meses); su madre es una mujer que siempre ha dependido en todo de un hombre, y ahora se deja maltratar por su último marido, que, de paso, aterroriza a Eleanor y a sus cuatro hermanos. 
Por si no fueran pocos sus problemas en casa, Eleanor, tras dejar su ciudad anterior, aterriza en un instituto cuyos alumnos le hacen bullying porque su aspecto físico no se corresponde con el canon de belleza de la sociedad actual.
Así, Eleanor, sumamente acomplejada, se enfrenta a una realidad que le es totalmente hostil. 
Sin embargo, para que haya oscuridad también tiene que haber luz, y la luz de Eleanor es Park, a quien conoce en el autobús.
No pretendo revelar muchos más detalles del argumento. Quien quiera que se sumerja en esta historia, a pesar de todo, encantadora. 
El magnetismo de este libro procede de la verosimilitud de los personajes y del hecho de que, a diferencia de otros relatos juveniles, los protagonistas que viven el romance no son extraordinariamente guapos o deslumbrantes, y, pese a sus defectos físicos o psicológicos, se enamoran igualmente y de forma gradual. 
El desenlace queda absolutamente abierto y deja múltiples interrogantes, como si la autora fuera a escribir una segunda parte. Pero no hay - ni va a haber, o eso se dice - continuación, y parece que la intención de Rainbow Rowell es que cada lector se imagine el final que los protagonistas se merecen.
Por eso, quizá lo mejor - o lo peor - de la novela sea su final: las tres palabras.

Por cierto, se anuncia película del libro. Parece que ya se está rodando y durante este año saldrá a las carteleras del mundo.

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